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ESPIRITUALIDAD: Fe (por Ignacio Larrañaga)

martes, 19 de mayo de 2009

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Es bueno que nuestra Fe sea ilustrada con conocimientos teológicos, pero nadie podrá evitar que bajando las escaleras peldaño tras peldaño, al final nos encontramos con un precipicio en el cual es necesario saltar.Y el precipicio es este: me dijiste que apostaste la vida por alguien, y yo te digo:_Oye, y si pierdes la apuesta?.Me dices que hiciste de tu vida un holocausto, renunciando a las cosas más soñadoras y yo te digo:_Oye, se vive una sola vez.
Y esta sola vez está por demostrarse si acertaste o te equivocaste.Te lo jugaste todo por un alguien, y está por demostrarse si ese alguien es quimera o es realidad.
Todo queda al aire, que tu vida sea absurda o sublime depende de que ese alguien sea concretez, solidez, a ver como me lo pruebas? y tu me dices que lo prueba la palabra de Dios,y yo te digo:_ Y si esa palabra de Dios fuese una falacia humana y nada más.Y tu me respondes: _No es una falacia!, en el tribunal de Dios te convenceras de la realidad de la vida eterna sólida como esa pared que ven tus ojos.Y yo te respondo:_Oye, oye, y si eso de la vida eterna fuese otra falacia más, la última y la peor?.Este es el precipicio, ahora nada valen las explicaciones ni los argumentos.
Llegado este momento o se salta en el vacio o se echa atras. Llegado este momento, no queda ninguna garra de lo sólido, ninguna prueba empírica, ninguna explicación que explique verdaderamente, ninguna evidencia que verdaderamente tranquilice. Este es el precipicio donde hay que saltar, o apostar, no una sino muchas veces. Y este es el gran momento de la Fé. Y este es el momento que transforma a la Fé en el acto máximo de amor. Que sólo es bonito creer en la luz cuando estamos de noche!, que gracia tiene creer en la luz en este momento del día.Creo que detrás del silencio respiras tu Dios mío!.Aunque todo me salga mal, aunque caigan infortunios sobre mi vida, yo creo en ti, Señor.Aunque todo parezca fatalidad, aunque parezca que el mundo esta gobernado por el absurdo, la irracionalidad y la injusticia, yo creo en ti, Señor.Aunque veo a los hombres odiar y a los niños llorar y a los malos triunfar y a los buenos fracasar, yo creo en ti, Señor.Aunque la tristeza reine en los corazones y haya sido degollada la paloma de la paz, yo creo en ti, Señor.Aunque las flores vayan al basurero y el suicidio parezca la única salida y la crueldad y la deslealtad parezcan las únicas reinas del mundo, yo creo en el amor! creo en ti, señor, y me entrego a ti.Esta es la Fé que traslada montañas y dá a los creyentes una consistencia indestructible.Es un salto, y un salto en el vacio.Y así se comprende que la Fé sea un obsequio. Sin duda, la Fé es un don, el primer don de Dios, pero de parte del creyente es un hermoso acto de gratuidad. Es gratuito de parte del hombre por que para dar esa adhesión vital usted no dispone de motivos ni de razones aquietantes y hace el disparate filosófico de creer en la Palabra sin tener otra garantía que la misma Palabra.Y en plena oscuridad se lanza a los brazos del Padre, a quien no ve, sin tener otro motivo ni otra seguridad más que El mismo y su Palabra.Por eso digo que hay mucha gratuidad y de consiguiente mucho mérito en el acto de la Fé.Por eso decimos que la Fé es el acto máximo de amor, y de esto se desprende que la Fé adulta es ante todo una adhesión vital, comprometida y comprometedora, de una persona. Al final se trata de asumir a una persona, que se llama Jesucristo. Y al asumir su persona, se asume toda su palabra. Y al asumir su palabra, se asumen sus criterios de vida y juicios de valor, que irán transfigurando y cristificando al que se le entregó por el acto de la Fé.En una palabra, en la Fé está contenido todo el misterio cristiano........
(continuará)

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