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FORMACION: "Volvernos hacia Jesus"

jueves, 30 de abril de 2009

Homilía de monseñor Miguel Esteban Hesayne, obispo emérito de Viedma para el 3º domingo de Cuaresma(15 de marzo de 2009)

¿Qué significa una Iglesia cuya única misión es ofrecer la Fe en Jesucristo muerto y resucitado? ¿Será ofrecer una cadena de plegarias? ¿Qué significa la experiencia de Jesús resucitado en la cotidianidad de la existencia humana? ¿Promover un misticismo colectivo o piedad espiritualista? NO ¡!!
La comunidad-Iglesia: mujeres y varones reunidos en nombre de Jesús, escuchando su Palabra, celebrando la Eucaristía, compartiendo los bienes, van despertando a la alegría de la vida… Van captando con mirada nueva al Dios viviente-Padre-Amigo-Compañero de quien lo busca con sencillez y sinceridad de corazón. Jesús cumple sus promesas ( Mateo 18,20 – Juan 14,8-14).
La gente que, en forma individual ó mejor sería en forma comunitaria, se da tiempo para leer-reflexionar orando las páginas de los Evangelios va encontrando al Dios que Jesús vino a mostrar. Un Dios cercano e interesado por la felicidad de la gente, Dios familia: Padre-Hijo-Espíritu Santo, Dios-Amor ( Juan 14,22-26 – 1Jn.4)
Y a su vez cada bautizado va tomando conciencia d el hecho maravilloso de que ser cristiano significa pertenecer en Cristo al nuevo Pueblo de Dios ( 1 Pedro 2, 5-10) con la misión de promover, animar la construcción de una nueva civilización del amor.
Se va entendiendo la Iglesia no como un poder religioso frente al poder civil, sino como la piensa Jesús cuando define a sus discípulos como luz, sal, levadura entre los demás pueblos y naciones (cfr. Mt.5,13-16) Una Comunidad-Iglesia centrada en la vida humana como les enseñaba S.Pablo a los cristianos romanos de su tiempo: “les ruego que dediquen toda su vida a servir a Dios y hacer todo lo que a él le agrada. Así es como se le debe adorar. Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto” Y continúa en Rom.12 concretando criterios y actitudes de quienes viven de la Fe en Jesús Resucitado y así vivir una vida cristiana auténtica. Con la lectura orante de los Evangelios se va adquiriendo la mentalidad de Jesús sobre Dios y la humanidad entera. http://s3.amazonaws.com/lcp/teodoro-gallo/myfiles/FE-EN-JESUS.jpgPara Jesús, Dios no es algo etéreo. Es la “compañía” más cercana a cada persona que comparte las vicisitudes de la existencia dando capacidad de enfrentar la dureza de la vida en una paz interior hasta afrontar el mismo misterio de la muerte. A medida que la Iglesia a través de sus respectivas comunidades y éstas desde cada corazón abierto al Evangelio, va comprendiendo que el interés del Dios de Jesús no son tanto las ceremonias religiosas sino un mundo humano y amable, una convivencia armoniosa en real fraternidad.
La Iglesia-Pueblo de Dios para dar gloria a Dios, en seguimiento fiel a Jesús, ha de buscar una vida digna, sana y dichosa para todos, empezando por los más excluidos o sobrantes en la sociedad actual. (S.Ireneo, siglo II)
Esta mentalidad-siempre nueva y para no pocos extraña, se va adquiriendo sentándose a la mesa de la Palabra de Dios. (Biblia-Evangelio).Y esta nueva concepción de la existencia se va haciendo realidad sentándose a la mesa de la Cena del Señor como S.Pablo gustaba llamar a la Eucaristía. (Misa) Con mujeres y varones alimentados en estas dos mesas, cuenta el Padre Dios para ir finalizando, generación tras generación, el Mundo Nuevo que inició, resucitando a su Hijo Jesús. Es la experiencia de la Fe en Jesús, hecha Iglesia luz, sal, levadura. Es la Fe en Jesús Resucitado, que mujeres y varones viven en las más diversas estructuras de la sociedad. Así, ese “otro mundo” que reclaman como posible los Foros Internacionales y buscan, afanosamente, los Gobiernos, Sindicatos, Juntas vecinales y Partidos Políticos, se irá construyendo, lenta y silenciosamente, en tanto, mujeres y varones operen en esos lugares alimentados en estas dos mesa. Es la Iglesia-comunidad que conduce a la FE en JESÚS, Piedra angular del Reino de Dios anunciado por él e iniciado con su muerte y resurrección.
Mons. Miguel Esteban Hesayne, obispo emérito de Viedma

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